EL NACIMIENTO DE UNA ASOCIACIÓN
Como en la película de David W (de Wark) Griffith, el Nacimiento de una Nación, en la que se gesta una gran nación (los USA) a partir de las cenizas ocasionadas por una sangrante Guerra de Secesión, los distintos estamentos hípicos (S.F.F.C.E. y las Asociaciones Profesionales de Jinetes, Preparadores, Propietarios y Criadores) se pusieron hace un par de años en marcha solidaria para proporcionar al Hipódromo de La Zarzuela, y en definitiva, a todo el turf nacional, dando el empujón necesario para iniciar la remontada y devolverle antiguas épocas de cierto esplendor a nuestras carreras en un futuro no excesivamente lejano.
Bien. Muy bien. A los aficionados nos hicisteis padres mercedarios. Pero es lo que tenemos los pobres: que en la pobreza y en la enfermedad, un mendrugo de pan nos parece más que suficiente para saciar nuestro hambre; pero cuando con esfuerzo y dedicación ganamos el suficiente dinero para probar el pollo, el pan nos resulta insuficiente; y si lo que probamos es el jamón, ya no hay Cristo que nos devuelva al mendrugo: se llama “EVOLUCIÓN”; en algún diccionario nos lo explican con más detalle, y el objetivo pasa por ir ganando la posición de pocos en pocos, como hacen los pívots de baloncesto bajo la canasta.
Las carreras en España han evolucionado, gracias a Dios, con el apoyo y el arrimar el hombro de todos: propietarios con importantes inversiones y otros con ilimitada afición aportando hasta lo que no tienen; jinetes sacrificándose al máximo para mantenerse o retornar a la forma de tiempos pasados (Tolo en los altares); preparadores y criadores analizando y aplicando las más modernas tecnologías y teorías; veterinarios, mozos, herradores, servicios de guardarropía y hasta el Arguiñano que asa butifarras en los bares del paddock. Todos han aportado su grano de arena.
Ahora es cuando se vislumbra la incertidumbre, y como dicen las folklóricas, comprobamos que lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Y las Instituciones existentes no deben relajarse, y deben aparecer nuevas fortalezas que detecten las amenazas y faciliten la resolución de carencias. Aquí falta la voz de los aficionados, señores (a grito pelado lo diría Tip).
En eso estamos; aficionados jóvenes y antiguos, de diferente estrato social, carácter, implicación, nacionalidad, raza, edad y sexo, se están reuniendo entorno a un proyecto común: la voz del aficionado. No se trata de una voz crítica destructiva; pretende convertirse en la expresión de la percepción más desinteresada, quizás la percepción más objetiva (también la más fácil, naturalmente), al no manejar riesgos económicos en primera persona, como manejan otros agentes implicados, con un único objetivo: la EVOLUCIÓN positiva de nuestras carreras de caballos. Es imprescindible una Asociación de Aficionados que mantenga una estrategia dual: de una parte trabajando en la verificación del cumplimiento y aportando constructivamente en la evolución correcta de nuestras carreras: de otra, proporcionando un enfoque más lúdico/formativo para el aficionado, jugando el papel captador de nuevos participantes, de futuros propietarios.
Se crea la Asociación de Aficionados a las Carreras de Caballos de España (A.A.C.C.E.); se pone en marcha en marzo. Todos podemos/todos debemos participar en ella, con voz, con ideas, con perspectiva, con aportes estratégicos. Todos debemos trabajar aportando el grano de arena que las carreras en España requieren. No podemos cruzarnos de brazos y escondernos como en la época del cierre; tenemos la oportunidad histórica de ayudar en el mantenimiento y proyección de nuestra afición. Manos a la obra, hombre ya.
LORGOT
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